Suerte de diario, espacio de quejas/sugerencias y cuaderno de notas

The radio demon

El lanzamiento del capítulo piloto de Hotel Hazbin causó cierto revuelo entre mis contactos de Facebook. No digo todo Facebook, pero sí fue algo que llamó mi atención.

Entre el hecho de tratarse de animación para adultos con un diseño de personajes que parecen dirigidos a un público más inocente, cada personaje presentado cuenta con una particularidad bastante especial y quizás hasta llamativa para quienes vieron el capítulo y, de inmediato, se enamoraron de ellos: un prosituto rosado que parece mujer (y es bien adicto a las drogas y el caos, además), una princesa del infierno que cree en la bondad de los demonios (ni hablar de ser la única en haber nacido allí) y un demonio radiofónico absurdamente poderoso.

Alastor es uno de los personajes, sin lugar a dudas, que atrapó más corazones a causa de su personalidad tan sincera y egoísta, su sentido de la moda y su capacidad para hacer cumplir con sus deseos.

Para mí fue sumamente curioso cómo el Radio Demon fuese uno de los más poderosos en el infierno, así como uno de los más temidos. ¿Por qué? No, no el por qué le temen sino su relación con la radio.

Lo primero que pensé fue en La guerra de los mundos. Para quienes estén al tanto, fue Orson Welles quien narró en un programa de radio un fragmento de esta novela. La intención era entretener a los radioescuchas. Sin embargo, muchos de ellos se perdieron el inicio de la narración, donde el locutor advierte que se trataba de una obra de ficción. El resultado fue una de las emisiones de radio más históricas de todos los tiempos debido a la conmoción y el caos generados.


Graciosamente, una de las cosas que nos dice este capítulo piloto es que Alastor emitía sus demostraciones de poder a fin que los demonios en el infierno fuesen testigos de su capacidad. Y la función principal de los medios de comunicación es esa, informar.

La radio es uno de los primeros medios de comunicación que podía extender su información en un rango geográfico amplio y casi en tiempo real. A diferencia de los medios impresos, la radio podía hacer llegar su mensaje al instante.

Uno de los países pioneros fue Argentina. En 1920, inició con sus emisiones radiales, siendo una ópera de Richard Wagner una de ellas.

La música siempre ha formado parte de la grilla de una radio, así como los programas de interés general o para público específico, y las noticias e informaciones.

En Hotel Hazbin noté la presencia de dos elementos: la música, por supuesto, y el hecho de que Alastor informase sobre sus hazañas. Es más, el capítulo inicia con un programa de televisión.


Si hay algo que he aprendido en los últimos años en cuanto a temas de magia en la literatura es que, en algunos casos, la existencia de seres fantásticos o el poder que estos puedan poseer dependen directamente de la creencia que tienen las personas respecto a ellos, de su presencia en la consciencia colectiva.

¿Han visto en la película de Peter Pan cómo dicen que las hadas mueren si no crees en ellas? En el caso de Alastor, pudiese ser que su fuerza se deba a ello.

Por supuesto, el mismo personaje le confiesa a Charlie que su interés de ayudarla con el hotel se debe nada más por mero y puro placer personal. ¿Quién me dice que sus transmisiones radiales no eran por lo mismo? Puede ser que sí como también su poder pudiese ser el resultado de esto: al buscar el placer propio, se encontró con algo más. A medida que se expande el miedo y el conocimiento de que algo existe o es posible, es más probable que quede fijado en la memoria de las personas.

Alastor, según algunas teorías del fandom, fue un locutor en vida. Un locutor que se tomaba la molestia de relatar los asesinatos que realizaba. Porque sí, Alastor era un asesino serial, o eso teorizan algunos.

@Kookiesz en Twitter

En lo personal, comparto esta creencia dado que es la radio quien le acompaña en esta nueva etapa de su "vida". Si ya antes se dedicó a narrar para el infierno, entonces es probable que lo haya hecho antes en vida. Ni hablar de su voz, que más que de locutor es justamente una que parece provenir de una bocina. Quizás no narraba sus asesinatos pero una relación estrecha con este medio de comunicación debió de haber existido. Quizás como narrador de noticias (y de ahí la alusión a la caída de la bolsa de 1929). ¿Quizás un fanático enclosetado de otros asesinos que terminaron siendo capturados?

Su manera de esparcir el miedo (la información), incluso entre demonios, quizás fue lo que le ayudó a alcanzar el estatus que ahora posee entre ellos. Con riesgo a equivocarme, a pesar de su poder, algo me dice que Alastor no es más fuerte que otros seres por debajo de Lucifer. Me queda esa inquietud de un demonio televisión que aparece mucho más arriba en la narración histórica de Vaggie. Pero, más aún, me causa curiosidad el mismo Lucifer y esas teorías del fandom en donde él y Alastor se conocían desde antes.

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Referencias bibliográficas
"Alastor". Hazbin Hotel Fandom. Web. 25 de diciembre del 2019.
"Hazbin Hotel (Piloto) | Fandub Español". Fasty dubs. Youtube. Web. 25 de diciembre del 2019.
"History of broadcasting". Wikipedia. Web. 25 de diciembre del 2019.
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Feminismo venezolano según una millennial

Millennial porque nací en el 90, na más.

A lo que voy: el feminismo.

Creo que no es noticia para nadie que desde hace algunos pocos años, el feminismo ha tomado un auge más o menos importante. Cuando era estudiante de primaria y secundaria, se limitaba únicamente a los movimientos que las mujeres hicieron en tiempos pasados a fin de que se reconocieran sus derechos. Como la presidencia de Medina, donde al fin pudieron hacer valer su derecho al voto. Como la creación del antiguo Ateneo de Caracas, donde artistas, tanto hombres como mujeres, trabajaron en conjunto para inaugurar un espacio dedicado a las artes.

Cuando llegué a la universidad, se limitaba a aquellas mujeres escritoras, tanto de mi país como de otros, que decidieron tener una voz, que decidieron escribir y dejar su huella en el mundo. Mujeres como Zelda Fitzgerald, Teresa de la Parra y muchas otras que usaron nombres de hombres, inclusive, para que sus textos fuesen aceptados por una comunidad en la que no vales si no eres un hombre.

En lo personal, si bien admiraba de alguna forma sus trabajos así como su empeño, nunca me consideré simpatizante de este movimiento, mucho menos una feminista como tal. Quizás porque mi entorno estaba lleno de mujeres: de todos los tamaños, edades y circunstancias. Mujeres que creían en la figura del hombre como pilar fundamental de la familia así como mujeres abandonadas o que han abandonado. Mi mundo siempre ha sido uno matriarcal en mayor o menor medida.

Hace algunos días me preguntaba el motivo de esto, de mi no apoyo a causas feministas excesivas. Caí en cuenta de lo primero (el carajazo de mujeres que rodean mi vida) así como en el hecho de que muchas de esas mujeres, sin importar si creen o no en el patriarcado, son mujeres para nada pasivas.


El primer ejemplo que tengo a mano es el de mi mamá, una mujeres que se ha divorciado dos veces, que ha criado a tres hijos sola y viajó de un estado del país a la capital para trabajar como ama de llaves para una familia que, hasta el sol de hoy, la adora. Recuerdo que una vez me dijo que ella dejó a su primer esposo por estupidez. Era muy joven, se excusó ella. El segundo, mi padre, lo dejó por ser un idiota. Lo "normal" en una sociedad donde hay más madres solteras que padres solteros. Como sea, lo llevó a juzgado y, sin necesidad de un abogado y valiéndose únicamente de los consejos de esta familia para la que trabajaba, se enfrentó a él para ganar mi custodia. La obtuvo, por supuesto. Hizo ver al juez que estaba mejor con ella que con un hombre que vivía con una mujer más joven que él y que estuvo a punto de regalar a su propia hija solo porque era muy joven. La abogada de mi papá no tuvo manera de ayudarle con tal notición.

En mi familia, por lo general, hay más mujeres que hombres: tías, primas, sobrinas... No puedo decir que no hay padres que, bajo la más pura tradicionalidad, se quedan con sus familias porque ahí es su hogar. Pero muchas de mis tías llevaban la batuta en casa, incluso una se atrevió a abandonar a su marido luego de años de matrimonio y de 8 hijos aproximadamente.

Cuando estaba en el colegio, conocí a quien sería la conductora del transporte que me llevaba al colegio y de ahí a casa. Una mujer. Mujer que, un día, nos bajó a todos los niños del auto para cambiar ella misma su caucho espichado. Creo que fue una buena lección silenciosa: nos bajó a todos, sacó el gato y la llave de cruz, metió el gato bajo el vehículo, lo subió, desatornilló el caucho, puso el otro, atornilló, bajó el gato, listo. Quizás más simple y rápido que ponerse una uña de silicón.


A lo largo de mi vida he conocido doctoras, abogadas, mujeres con X cantidad de títulos, doctorados y posgrados. Ustedes dirán: "Ajá, pero eso lo puede hacer cualquier mujer". Por supuesto, en nuestra sociedad y tiempos actuales, ya no es algo que nos esté prohibido ni que tampoco sea inaccesible. Pero también he visto mujeres con mucha menos reserva al momento de hacer "trabajos de hombres": conductoras de autobuses o colectoras de efectivo en las camioneticas. Me causa cierta gracia lo último, sobre todo. Para mí es algo normal, pero para un hombre que tomó el mismo autobús que yo hace una semana atrás, le pareció algo particular: "Ahora ves más fiscales mujeres que hombres". ¿Y cómo no habría de ser así si hay más mujeres que hombres en el mundo?.

Fue en ese momento en que entendí el motivo por el cual no creo en el feminismo: mi realidad no solo está llena de mujeres, sino de mujeres que hacen. No dispuestas a hacer, sino que hacen de una vez: emprendedoras, trabajadoras activas, incluso madres que dejan a sus hijos en manos del marido de turno o aquellas que administran y controlan todo lo que éste gana cada quince y último. Quizás sea por la misma sociedad en la que vivimos. A las mujeres las han jodido tanto los hombres que algunas, hoy día, no están dispuestas a dejar que eso pase: o los joden primero o los dejan para hacer lo que quieren y lo que les conviene. Al menos en el caso de aquellas mujeres que conozco, mujeres que no pueden esperar toda la vida a que el hombre solucione un problema.

Hay de todo en la viña del Señor, dicen. En eso sí creo.
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